Katty, verano de 1991..
Habían pasado cuatro días, acababa de llegar del trabajo después de haberme
dado una ducha estaba tumbado en el sofá maldiciendo mi debilidad por no haber
tenido voluntad y evitar que pasara. "Cómo he podido ser tan incauto, tan poco cuidadoso
me decía una y otra vez” “¡Cómo me he dejado liar de esta forma!”, me
repetía una y otra vez, como podía acabar aquello si Katty se quedaba
embarazada. mientras me levantaba y volvía a sentar pasándome la mano.
Pasaban muchas cosas por
la cabeza pensando que podía hacer si eso sucedía. Los pensamientos eran
cambiantes, por un lado estaba preocupado y por otra cuando venían a
mi mente los momentos vividos todo mi cuerpo temblaba del placer tan inmenso
que había sentido al tomar su virginidad, pero lo peor había sido perder la
cabeza y acabar dentro.
Tenía entonces 42 años,
dos hijos, de 15 y 13, si pasaba lo que intentaba no pensar que podía pasar si
eso sucedía, como justificar lo injustificable, que iba a hacer, como
explicárselo a mis cuñados, a mis hijos, a mi mujer no me importaba mucho, la
cosa ya hacia tiempo que no funcionaba entre nosotros, ella me conocía y era
conciente, sabia de mi fogosidad y si no lo hacia con ella con alguna otra
tendría que descargar, de echo un año después nos separamos.
Estaba al borde de la
desesperación cuando oí el sonido del video portero, observe la pantallita y
allí estaba ella con una faldita corta y aquella carita de ángel como de no
haber roto nunca un plato.
-- ella: tiet ábreme, soy
yo.
Pique el pulsador del
video portero y deje la puerta del piso semi abierta, tras pasar me recriminó
con una sonrisa colgada de mi cuello no haberla llamado para interesarme
por el estado de su ya no virgen y adolorido coñito. Estaba tan deseable con
sus esplendorosos 19 años que era los que tenía, aunque parecía no tener más de
catorce, para aguantarme y no abrazarla y besarla, parecía una muñequita de las
que se anuncian por la tele.
Recordé que tras dos horas intensas de sexo y haber tomado posesión de su virginidad se había marchado bastante adolorida.
Recordé que tras dos horas intensas de sexo y haber tomado posesión de su virginidad se había marchado bastante adolorida.
Lo cierto era que después
de haberla poseído y vaciar mis adoloridos huevos dentro de la estrés de su
coñito me costó conciliar el sueño en las dos noches que habían pasado y se me
notaba en la cara.
-- ella: ¿Qué te pasa tiet, tienes
mala cara.
-- yo: Que no puedo dormir penando
en lo sucedido, no puedo dejar de pensar en porque he sido tan imprudente y no
he podido controlar mis deseos.
-- ella: pero porque te preocupas
tanto, no va a pasar nada, mis amigas lo han hecho y ninguna se ha quedado
embarazada.
-- yo: Cariño lo habrán echo con
condón, protegiéndose.
-- ella: Noo, mi amiga Susy me
dijo que la primera vez también su novio se corrió dentro y no paso nada.
Después esa tarde no la
había visto ni hablado con ella hasta esa tarde que se presentó en casa con una
mini faldilla y un corpiño blanco ajustado resaltando sus bonitos senos, el
vientre al descubierto enseñando el ombligo donde llevaba un pequeño pirsin de
color azul turquesa, su manera de vestir la hacía estar más que deseable que
nunca, me saludo con una amplia sonrisa y sin que pudiera evitarlo se me colgó
del cuello y me besó introduciéndome su lengua hasta la campanilla.
-- ella: Hola tiet, cuantas ganas
tenía de volverte a ver.
-- ella: Aunque parece que tú a
mis no tantas, no me has llamado ni una sola vez para saber cómo me
encuentro.
-- yo: Lo siento, perdona pero me
siento fatal y no puedo ni dormir.
-- ella: Ahh siíí ¿porquee, no te
encuentras bien, estas malo?
-- yo: Porquee, porque va ser.
-- ella: Aun sigues con lo mismo,
que no va a pasar nada, ya verás cómo me baja la regla, mis amigas la primera
vez que lo hicieron tampoco usaron condón y ninguna se quedado embarazada.
-- yo: Pero cariño, no se trata de
usar o no usar condón, es que ya no deberíamos de haberlo echo y menos correrme
dentro dentro.
-- ella: Tranquilo, Pablo, no te
preocupes tanto que no pasara nada.
Comenzaba a llamarme por
mi nombre y eso era mas peligroso aun, siempre me llamaba tiet o tito, y
eso me asustó un poco, no era mi deseo que se encoñara y me complicara la vida,
como explique en el primer relato nunca fue mi sobrina aunque yo siempre la
trate como tal. Nunca llegue ni tan siquiera imaginar que aquella niña
debilucha, de mirada triste y tímida acabaría en mi cama bajo mi cuerpo
haciéndome temblar como ninguna mujer lo había hecho gimiendo poseída por el
deseo después de haberme entregado su virginidad.
Fueron más de dos horas
seguidas las que estuvimos haciendo el amor si es que se le podía llamar hacer
el amor lo que hacíamos quedando ambos dos extasiados y sudorosos.
No sé que me pasó, no sé cómo pude ser tan inconsciente y me deje llevar y
vacié el deseo acumulado en mis testículos hasta dejar su adolorido coñito (vagina)
rebosante de semen.
Volviendo un poco atrás, se hacía llamar Katty, aunque su nombre real era Catalina, la conocí unos quince años atrás cuando Belén, su madre se emparejó, con el hermano pequeño de mi esposa y se fueron a vivir juntos, Katty era fruto de la locura, mas bien llamada borrachera de mi “cuñada” de una relación anterior a conocer a mi cuñado.
-- ella: Pablo eres muy malo, ¿no
crees que deberías haberme llamado para interesarte por el estado de miii?,
bueno ya sabes, coñito, llevo dos dias que no pudo sentarme.
Me dijo volviendo a
nombrar mi nombre con una sonrisa picara bajando la mirada entre sus
piernas.
En honor a la verdad era
que lo había pensado varias veces, pero que decirle y siempre volvía a colgar
antes de marcar recordando lo que había sucedido ese día con el miedo de un posible
embarazo que me tenía atenazado.
-- ella: ¿No me vas a abrazar ni
dar dos besos, ni a decirme si estoy o no guapa jajajaja?
-- yo: Lo siento nena, perdona
estoy que no sé ni lo que me hago.
-- ella: ¿No tenias ganas de
volver a verme? Yo a ti mucha y de volver a sentirte aun mas.
Se me colgó del cuello y
forzó mi boca con su lengua y me la coló hasta la campanilla. La necesidad
imperiosa que sentíamos el uno por el otro hizo el resto, volví a perder la
noción del tiempo dejándonos llevar por la pasión, nos besamos mientras
nuestros cuerpos empezaban a moverse y restregarse completamente
pegados. Con cara de viciosilla, Katty bajó su mano a mi entrepierna
dándole apretoncitos al bulto de mis pantalones que comenzaba a hincharse y
poniendo cara de putilla, me preguntó susurrándome al oído:
-- Pablo, ¿que te pasa, porque
estas tan frío conmigo, no te apetecía volver a verme, a estar conmigo?
-- yo: Katty, lo que pasó no tenía
que haber pasado, fue una irresponsabilidad por mi parte, me siento mal por hacer
lo que hice.
-- ella: También lo deseaba yo, deja
de pensar en que fue culpa tuya, yo quería que pasara, lo deseaba ya te lo he
dicho y deseo volver a sentirte, deseo que volvamos a hacer el amor y ahora ya
sin dolor.
-- yo: Pero Katty, deberíamos de
olvidar lo que pasó.
-- ella: Olvidar lo que pasó, ¿tu
deseas olvidarlo? Yo noo
-- ella: ¿Porque debemos
olvidarlo?
-- yo: Katty, porque no esta bien,
porque siempre has sido para mi como una hija, porqué.
No me dejo que siguiera.
-- ella: Eso tu lo has dicho, he
sido.
-- yo: pero cariño, no comprendes
que si alguien se entera, si se entera tu madre, imaginas lo que va a pasar.
-- ella: Nada, Pablo no va a pasar
nada porque nadie se va enterar nunca.
Había dejado de ser el
tiet, ahora era Pablo, su amante. Estaba nervioso y fui a la cocina a por un
vaso de agua. Desde el salón me dijo que si lo que deseaba era que me marchara
y no volviéramos nunca a hablar sobre el tema, se marcharía, oí como que recogía
el bolso que había dejado en un sillón, señal de que pensaba marcharse.
-- yo: Noo, no espera,
espera yo no he dicho eso.
-- ella: Entonces quee,
que hagamos como si nunca hubiera ocurrido, que lo olvidemos como acabas de
decir, yo no puedo, no puedo y no quiero, lo deseaba, lo deseaba hacia tiempo.
Vine hacia donde estaba
ella y no pude contenerme, la abrace, bese yestruje contra mi cuerpo mientras
mi mano se introducía entre sus braguitas y acariciaba los labios de su coñito.
-- yo: Olvida, olvida todo lo que
te he dicho, no pasa nada, estate tranquila que no has hecho nada que me haya
disgustado, solo que si lo volvemos a hacer lo haremos con preservativo.
-- ella: Como tú quieras, mientras lo hagamos me da igual como me lo hagas si voy a sentir el mismo placer que el otro día, espero que mas porque ya está el camino libre barreras.
-- ella: Como tú quieras, mientras lo hagamos me da igual como me lo hagas si voy a sentir el mismo placer que el otro día, espero que mas porque ya está el camino libre barreras.
Le mentí al decirle que no me pasaba nada, estaba intranquilo y preocupado, lo seguiría estando hasta que me llamara para decirme que le había bajado la regla.
Al sentir mi lengua juguetear en sus pezones, presionó mi cabeza con sus manos mientras me susurraba con un suspiro hondo:
-- ella: Pablo me tienes
brutalmente caliente como una burra mi amor, quiero volver a ser tuya, a
sentirte dentro de mí, esta noche no he dormido esperando que llegara el
momento de volver a verte, de volver a sentirte dentro, se que tu también lo
deseas, noto tu pene duro bajo el pantalón.
Me dijo mientras me daba
un apretón en mis genitales por encima del pantalón. Como alguien podía negarse
ante algo tan bello, tan hermoso, su pregunta y su entrega me dieron alas y
creyendo que había llegado la hora de hacerla mía de nuevo, la empuje hasta el
sofá haciendo que se sentara, me arrodillé separándole las piernas y hundí mi
cara en su sexo apartando la braguita a un lado. Su aroma y su sabor
recorrieron mis papilas mientras ella no paraba de dejar escapar fuertes
respiraciones al experimentar la caricia de mi lengua en el interior de sus
muslos.
No pasaron más de cinco
minutos cuando ya temblaba presa de un primer orgasmo, mi lengua lamía y
absorbí su botoncito, (clítoris).
Incapaz de retenerme, cogí
entre mis labios su clítoris y sin darle tregua alguna, me puse a mordisquearlo
buscando sacar el néctar que aquel coñito manaba.
-- ella: Qué gustazo por Dios,
Pabloo, paraaa, para yaa que me matas de gusto (placer).
-- ella: Me vuelve loca que me
comas el coño, que bien lo haces.
Gimió como una gata en
celo al sentir que su sueño se había cumplido unas semanas atrás entregándome
su tesoro mas valioso, de nuevo estaba deseosa de volver a sentirme
dentro de su estrecho coñito, gemía, jadeaba y resoplaba mordiéndose los labios
rogándome que no parara, que continuara con lo que estaba haciendo.
-- ella: Como sabes darle a una
mujer lo que necesita, que buen amante eres cabronazo.
Me decía cariñosamente
entre quejidos de placer apretando mi cabeza entre sus piernas
Sin darle tiempo a
arrepentirse separé un poco mas sus rodillas y quedé embelesado al disfrutar de
la belleza de su coñito totalmente rasurado sin un pelillo que estorbara la
visión, era un manjar demasiado apetitoso para seguir disfrutándolo en el sofá,
me incorporé y levantándola en mis brazos, la llevé hasta la
habitación. Suavemente la deposité sobre la cama entre las sabanas blancas. Sin
dejar de mirarla, me desnudé dejando ante su mirada mi excitación. Mi polla (pene) totalmente tieso y duro como un palo, ella lo
miraba con deseo mientras se desprendía de las braguitas y el vestido quedando
como Dios la trajo al mundo, (desnuda).
Duro y tieso mi pene daba
saltitos hacia arriba del deseo de hundirme dentro de ella y gotitas de liquido
pre-seminal comenzaban a brotar por la punta. Ante mi erección sus ojos
permanecían muy abiertos como alucinada mientras se mordía los labios.
-- ella: Que polla más hermosa tienes
joder y es toda mía, toda para mi coñito.
-- yo: ¿Es que ha visto muchas
para saber que es hermosa?
Le dije mientras buscaba
en la cartera un preservativo y lo dejaba en la mesita. Mientras lo hacía
ella se desprendía de su última prenda de ropa y totalmente desnuda
se pasaba su mano por entre los muslos relamiéndose los labios retándome con la
mirada a que me echara sobre ella y la penetrara. Su cara no demostraba más que
el deseo de sentirse llena, penetrada hasta el fondo por mi altiva polla que no
dejaba de dar saltitos deseando buscar la entrada a su estrechita cueva y
resguardarse dentro.
-- ella: Pablo cariño, no seas muy
bruto, quiero sentirla dentro, pero aun me duele un poco, no seas malo y no me
hagas sufrir mas y métela poco a poco, esta ves quiero sentirla como entra.
Me rogaba, me suplicaba al
sentir mi aliento en su cuello mientras absorbía sus pequeños pezoncitos entre
mis labios. Excitado brutalmente, tuve que retener mis ansias de penetrarla de
un solo empujón noté como sus pezones se endurecía al contacto de mi lengua. Me
lo repensé y actúe más lentamente sin caer en la tentación, lleve aquella
belleza en mi boca y bebí de sus pechos juveniles mientras ella no paraba de
pedirme, casi suplicarme que no alargara mas su sufrimiento y la penetrara, era
ella la que con su mano llevaba la punta de mi pene entre los labios de su
coñito. Sus ruegos se convirtieron en órdenes cambié mi objetivo y me concentré
en el tesoro que escondía entre sus piernas. Con las piernas bien abiertas y
sus manos pellizcando las sabanas, Katty chilló al notar la tortura de mi
lengua recorriendo los pliegues de su sexo.
Dios, qué hermosura de
coñito pensé mientras lamia y chupaba sus hinchados labios vaginales!”
Exclamé mentalmente al ver
aquella rajita rozada y brillante por la humedad que confirmaba que estaba
deseosa y a punto, de que la penetrara.
Temiendo volver a hacerle
daño de nuevo si se la hundía de un solo empujón, tanteé muy despacio con la
punta en la entrada notando un poco de resistencia, aunque no la misma que la
primera vez. Me negué a cumplir sus deseos, no deseaba volver a dañarla y seguí
devorando sus juveniles senos con tranquilidad disfrutando de cada lametazo
como si fuera el último bajando lentamente hasta volver a dedicarme a su
estrechita rajita.
Ella se rindió a mis
caricias y cayendo hacia atrás, se retorcía dando gritos mientras del interior
de su sexo brotaba un ardiente elixir que empapó mi cara, bajaba por sus
ingles dejando una mancha de humedad en las sábanas. La cantidad de flujo que
emergió de entre sus piernas fue brutal, intenté absorberlo, usando mi lengua
para recogerlo, prolongué su éxtasis, uniendo un orgasmo con el siguiente.
Arqueando su cuerpo contra
el colchón una y otra vez, Katty se corrió tan brutalmente que agotada por el
esfuerzo cayó desplomada en un estado de somnolencia del que tardó unos minutos
en reponerse. Mientras lo hacía, yo la miraba absorto en la belleza de su
bonito y juvenil cuerpo sin llegar a creerme lo que estaba sucediendo. Su
juventud quedaba realzada por la sonrisa y placidez que lucía su enrojecido
rostro, producto del placer que había sentido, esperé que se recuperara. Katty
me miró con dulzura y poniendo carita de gatita mimosa, me recriminó que no la
hubiera penetrado aun, diciendo:
-- ella: No seas malo, venga
métela ya necesito sentir como me posees, como entras en mi cuerpo.
-- ella: Quiero sentirte, notar
como avanza tu polla dentro de mi coñito, no te pongas en condón que no va a
pasar nada.
Sin dejar de mirarla y
acariciarla le dije que no me pidiera que volviera a correrme dentro, que no lo
iba a hacer, que era muy peligroso y aun no estábamos seguro de que no lo
estuviera después de haberla dejado dentro en nuestra primera vez, ella me
decía que no me preocupara que no se quedaría. La mire seriamente a los ojos y
le dije que no lo haría hasta que no tomara la píldora, ella me prometió que
iría a la farmacia al día siguiente y comenzaría a tomarla. Intentaba
convencerla de que cuando la tomara me correría dentro de ella tantas veces
como ella deseara pero que esa tarde no iba a hacerlo de nuevo, que intentara
comprender a lo que nos arriesgábamos, que no podía pedirme eso, que si de
verdad me deseaba y quería que siguiéramos haciéndolo debía de hacerme caso y
pensar en las consecuencias, como íbamos a justificarlo, decirle a su
madre y a mi cuñado que estaba embarazada y de quien.
La convencí que era lo más
deseaba en el mundo, poder vaciarme dentro de ella, pero debíamos esperar. Por
mucho que ella me jurara y perjurara que no iba a pasar nada no iba a volver a
caer y me coloque el preservativo.
Entonces ella hizo que me
recolocara entre sus piernas mientras ella con una de sus manos
acompañaba la punta de mi pene a la entrada de su rajita. Con un suave golpe de
riñones entro la punta con suavidad en su estrecha rajita arrancándole un fuerte
gemido y un gesto de de dolor enrojecía su cara, era la segunda vez que algo
grueso y duro perforaba su intimidad.
Seguí presionado con suavidad y mi dura e hinchada polla resbalaba suavemente en su interior entre fuertes suspiros y quejidos de placer y algún que otro gesto de dolor hundiéndose hasta el fondo, ella al sentirse penetrada suspiraba con fuerza mientras sus manos se aferraban a mis glúteos ayudando a que mi polla entrara aun mas si eso era posible, noté como mis huevos (testículos) rozaban sus nalgas, no podía entrar más, mis18 centímetros
estaban todos dentro de su frágil y estrechita rajita. En su cara se notaba el
placer mientras un lento movimiento de mete y saca se adueñaba de sus
sentidos, las piernas al máximo de abiertas me pedía que me moviera mas rápido,
esta vez la penetración había sido menos dolorosa aunque notaba la estrechez de
su coñito abrazar mi pene, le separé un poco más las piernas pasando mis manos
bajo sus muslos para atraerla con fuerza hacia mí y poder controlar los mete y
saca.
Seguí presionado con suavidad y mi dura e hinchada polla resbalaba suavemente en su interior entre fuertes suspiros y quejidos de placer y algún que otro gesto de dolor hundiéndose hasta el fondo, ella al sentirse penetrada suspiraba con fuerza mientras sus manos se aferraban a mis glúteos ayudando a que mi polla entrara aun mas si eso era posible, noté como mis huevos (testículos) rozaban sus nalgas, no podía entrar más, mis
Cuando le apretaba con
fuerza hundiéndome hasta el fondo dentro de su cuerpecito notaba en su rostro
algún leve gesto de dolor, me quedé quieto unos segundos para que ella se
relajara, pero enseguida ella me pidió que siguiera moviéndome. Nuevamente
seguí los mete y saca y desde mi posición veía como centímetro a centímetro mi
pene salía entraba dentro de su rajita, ella me miraba con una expresión de
satisfacción en su cara mordiéndose los labios. Una de las veces al notar la
punta de mi pene golpear en el fondo su coñito, a Katty se le escapo de su
garganta un fuerte quejido, le pregunte si le había hecho daño, ella me
contesto tartamudeando que no, que siguiera moviéndome con más rapidez mientras
de su boca salía alguna que otra palabrota obscena, se mordió los labios con
una mezcla de sufrimiento y placer al sentirse totalmente penetrada sin
imaginar todo lo que aún le quedaba por sentir. Su falta de experiencia me hizo
ir con cuidado y dotando a mi cuerpo de un sin parar vaivén de mete y saca flexionado
sobre su cuerpo para no aplastarla. Salía y entraba en su estrechita rajita que
ya no era tan estrecha y albergaba mis 18 centímetros y un
grosor de entre 15 y 16
centímetros de perímetro mientras ella comenzaba a dar
síntomas de volver a sentir un nuevo orgasmo y esta vez sintiendo estar bien
empalada.
El sonido que brotaba de
su garganta me confirmó que estaba gozando mucho más que la primera vez, fui
incrementando poco a poco la velocidad de mis embestidas.
-- ella: HAAAAAAA, que gusto, hay
tiet, tiet que placer, me vuelves loca, gritaba alborotada al sentir como mi
polla rellenaba su estrecha cuevecita.
Su entrega era total,
mientras entraba y salía besaba, lamia y mordisqueaba sus pequeños y duros
pechos estiraba con los labios sus pequeños y endurecidos pezones dándole
fuertes apretones notando los testículos golpear contra sus nalgas. La
sensación de ser penetrada mientras mis labios se apoderaba de sus senos
incrementaba la velocidad de mis movimientos fue demasiado para ella y más que
gemir berreaba de placer, quejándose y gritando su orgasmo.
--ella: Titoo, titoo, me corro, me
corro, ahhhhhh, córrete conmigo, córrete conmigo, ya yaaa, ya me viene, sigue,
sigue ahhhhhhh, ahhhhhhh..
Mas que gemidos eran
gritos y resoplidos los que salían de su garganta, tuve que silenciar con mis
labios sus gritos para que no la oyeran los vecinos, su sexo se encharcaba de
nuevo contagiadme su lujuria, llevé mi ritmo al infinito y mientras por
mis piernas se deslizaba su flujo, seguí martilleando su interior con la
música de sus gemidos resonando en la habitación. Comprendí que no iba a
aguantar mucho más si seguía aquel ritmo y por eso ralenticé mis embestidas.
Katty al notar que había bajado la intensidad, protestó y con quejidos de
protesta, me exigía que no parara, que siguiera moviéndome más rápido.
-- yo: Cariño, si sigo así me voy
a correr y quiero aguantar más rato, quiero que disfrutes hasta que no puedas
mas entonces me correré.
Las veces que había usado
condón en mis anteriores relaciones había aguantado en correrme el tiempo que
quisiera, yo con el condón no sentía el mismo placer que sin él y
seguí el mete y saca más suave.
Me gritaba moviendo sus
caderas con movimientos fuertes arqueando su cuerpo encontrando mis embestidas
a medio camino. Usaba el pene como un martillo con el que golpeaba y golpeaba
contra sus ingles arrancándole fuertes quejidos de placer. Como poseída por un
ser diabólico, vi como su cuerpo se retorcía de nuevo y gritaba de placer
mientras volvía a disfrutar de un nuevo orgasmo, ya era el tercero en no más de
una hora. Se corría y me rogaba que me corriera con ella, mantenía las piernas cruzadas
a mi cintura para que la penetración fuera lo máximo.
Su enésimo orgasmo por su
parte fue el banderazo de salida del mío y dando suelta a mis deseos y pegando
un aullido como una fiera herida, mi polla explotó en el interior del condón
descargando fuertes chorros de semen.
Katty al notar mis
temblores me apretó contra ella clavándome las uñas hasta hacerme sangrar, cayó
desplomada sobre la cama casi sin poder respirar y yo encima de ella
resoplando.
Agotado por el esfuerzo de
tanto rato aguantarme, me deje caer sobre su pequeño cuerpo aplastándola casi
sin dejarla respirar, acaricié su pelo y su carita totalmente enrojecida
mientras su pecho se inflaba y desinflaba respirando con dificultad.
Nada más abrir los ojos
poniendo una tierna mirada, me soltó:
-- ella: Hayy tiet, cuanto placer
he sentido al sentirte dentro, cuando pueda sentir como te corres dentro me voy
a desmayar de placer, que bien sabes follar y cuanto me gusta sentir como me
follas.
-- ella: No esperes que me
conforme con hacerlo de vez en cuando, eres solo mío, no pienso dejarte escapar
ni compartirte con nadie, desde hoy no quiero que lo hagas con otra mujer que
no sea la tita, ni se te ocurra mirar a otra mujer, tus ojos al igual que el resto
de tu cuerpo son solo para la tita y para mi, si algún día me entero que te
follas a alguna zorra te mato.
Me dijo bromeando conocedora
de que mi relación con su tía no era la de una pareja feliz, así me lo confesó
mientras nos reponíamos del esfuerzo de casi una hora follando sin parar.
Acurrucaba a mi lado
acariciaba mi pecho con ternura, su carita no podía estar más roja, sus ojos
medio cerrados por el cansancio mientras no dejaba de sonreír acurrucándose a
mi cuerpo dándole apretoncitos a mi semi flácido pene estirando el condón con
la punta llena de semen. Me lo quite y examine estirándolo, apretando el semen
sobre la punta para ver para ver si estaba intacto o se había roto,
ella sonreía con carita de viciosa.
-- ella: Tranquilo hombre que no
se ha roto.
-- yo: eso espero.
-- ella: Y si se ha roto y me
dejas preñada te divorcias y te casas conmigo.
Me dijo bromeando mientras
me levantaba y encaminaba hacia el baño a lavarme.
-- yo: Nena estas como una chota.
Le dije acariciándola
antes de levantarme para ir al baño a lavarme, estaba en ello cuando Katty
entro al baño tambaleándose como mareada.
-- ella: Ufff, vaya borrachera, estoy
mareada, me da vueltas todo.
Os juro que todos los
vellos de mi cuerpo se erizaron mientras la miraba y sentías sus manos
acariciarme por detrás abrazada a mi cuerpo, sentía sus manos sobre mi pene y
testículos dándole apretoncitos pasando de uno al otro como intentando
averiguar cuál de los dos era más gordo o estaba más lleno.
-- ella: Pobrecita, que cansadita
se ha quedado.
-- yo: ¿Es que te has quedado con
ganas?
Ella no respondió, me beso
en la espalda y entro en la ducha mirándome con dulzura y con vocecilla cansada
como susurrando me dijo.
-- ella: La próxima vez me tienes
que enseñar a mamártela, me muero de ganas de hacerlo, y saber como sabe el
semen, ¿me enseñaras?
Naturalmente, le prometí
hacerlo, no podía negarle nada. Po suerte no ocurrió lo que tanto me
preocupaba, le bajo la regla, comenzó a tomar la píldora y en próximas veces
durante más de cuatro años estuvimos manteniendo sexo.
En el próximo relato os lo
explicaré como y porque acabó nuestra relación.